
"El Chisme", obra del ilustrador norteamericano Norman Rockwell.
Este extracto , del profesor Félix Larocca, médico dominicano quien prestara servicios en la Armada de los Estados Unidos, trata sobre el chisme y lo dañino que puede ser en los grupos humanos. Este es otro reto que debe vencerse para desbastar la piedra bruta: difícil, pero no imposible.
«Para mí, el chisme consiste en un comentario infundado generalmente constituido por una serie de mentiras que tal vez llegarán a perjudicar a uno o varios individuos, dependiendo de la intención de quien, o quienes lo generan.» Félix Larocca.
También, el chisme representa una situación natural que es producto de la convivencia social, y que se aprende con el tiempo, del que sería justificado decir que todos, de alguna forma, como sucede con la mentira, lo hemos practicado.
La estructura del chisme la conforman: el chismoso, el receptor de la habladuría, y la víctima — de quien se habla de forma negativa y sin fundamentos.
El chismoso, quien lo genera, suele saber poco acerca de quién victima y puede experimentar sentimientos de venganza y, en algunas ocasiones, de envidia.
Lo sorprendente es que acerca de esta actividad tan humana, no existe una postura oficial de la psiquiatría o de la sociología en relación con lo que el chisme es. (Un libro, bien escrito, aunque lleno de especulaciones, es: Grooming, Gossip and the Evolution of Language por R. Dunbar).
La gente, que inventa un chisme proyecta inseguridad; a todos los que lo rodean los ve como rivales, por lo que tiene serios problemas de integración social o moral .
De cualquier manera, el chisme es una forma de comunicación que está vigente, y que puede ir desde una simple crítica hasta la invención de toda una historia en torno a un sujeto determinado. O sea, se juega también a intentar cambiar la realidad.
Por ejemplo, el padre cruel y el esposo sin amor, tratarían de proyectarse como el dechado de virtudes que nunca lograrían ser.
Para algunos, el chisme, en sus orígenes paleolíticos, se utilizaba como cháchara destinada a mantener la paz entre los miembros de la tribu, que se entretenían arrojando palabras malsanas en lugar de las lanzas injuriosas.
Como sucede con el rumor o con el chisme — conceptos intercambiables, cualquier comunicación puede ser compendiada de seis maneras: por su fuente, por su contenido, por su proceso de difusión, por el medio a través del que se difunde, por el tema y por la naturaleza de sus efectos.
En sus orígenes, la palabra chisme (ragot), guardaba una referencia con la fuente y con el efecto de una comunicación: un ragot es un gruñido emitido por un jabalí. Los chismes son historias de baja estofa, que lindan con la calumnia y la difamación.
La habladuría destaca el objeto del rumor o de la voz, y también se refiere a personas. En la habladuría encontramos las alegrías y desgracias de los grandes y pequeños personajes que nos rodean. El comadreo es una definición de la propia fuente. Al igual que el chisme, se trata de un juicio de valor.
En cambio, el rumor expresa un fenómeno definido por su fuente (no oficial), su proceso (difusión en cadena) y su contenido (se trata de una noticia referida a un hecho de actualidad). La veracidad, por el contrario, no forma parte de su definición formal.
La mentira, de la que tanto hemos escrito, era la única virtud que Dino lucir podía. Como tantos, Dino mentía cuando mentir no fuese necesario.
La transmisión de boca en boca no es más que un medio, y abarca, de hecho, una gran cantidad de fenómenos; las conversaciones entre parejas, las discusiones de grupo, las confidencias, las arengas, y asimismo, los discursos vacilantes.
El Rumor: la degradación de una verdad.
En el mundo de la comunicación, el rumor es un fenómeno que provoca disturbios, y aunque se le identifica en la mayoría de las ocasiones como elemento de ruido, no se le puede desactivar de inmediato porque constituye una comunicación que serpentea por diferentes formas, que penetra, crea dudas y a medida que avanza se regenera con nuevos datos.
El rumor en su esencia, anticipa algo que puede ocurrir, — como también puede conducir hacia una versión falsa de lo comunicado, que trasciende, lo fabricado — según la perversidad — de quien lo transmite o el morbo del que lo repite.
Si el río suena, piedras lleva…
Jean Noël Kapferer es quizás uno de los estudiosos principales de este fenómeno, y, para él, el chisme, como rumor, se encuentra en todas partes, cualquiera que sea el ámbito de nuestra vida social, y asienta de que es el medio de comunicación más antiguo. (Véase: The New Strategic BrandManagement por J. Kapferer).
Este autor sostiene que, antes de la invención de la escritura, el único canal de comunicación de las sociedades eran los mensajeros que corrían de boca en boca. En otras palabras, el rumor era el vehículo de las noticias; hacía y deshacía reputaciones y precipitaba las rebeliones o las guerras y lo paradójico es que el desarrollo de los actuales medios, lejos de suprimir los rumores, los ha hecho más especializados: cada uno posee ahora su propio territorio de comunicación.
La diferencia estricta entre el chisme y el rumor no existe, ya que traslapan. Para nosotros la diferencia es una de ámbito. El chisme es de ámbito local, sus ganancias son definidas para quienes lo hilvanan y poseen una cualidad de cobardía, ya que quienes los usan lo hacen pretendiendo poseer hechos inexistentes para documentar su táctica.
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